Autor: Dr. Ramírez Bellver

Descubre cómo la alimentación puede transformar tu piel

Artículo escrito por el Dr. Ramírez Bellver
Los vínculos entre la piel y la alimentación

Una dieta equilibrada, junto con la práctica de ejercicio físico y un estilo de vida saludable, son los pilares fundamentales que cualquier especialista de la salud deberíamos recomendar a todos nuestros pacientes. En nuestro organismo todo está mucho más relacionado de lo que pensamos, y el correcto funcionamiento de todos nuestros sistemas y aparatos requiere de unos hábitos saludables constantes, de una rutina, en la que la alimentación juega sin duda un papel de vital importancia.

A continuación, vamos a ver cinco aspectos sobre cómo la alimentación y la piel están muy relacionadas:

  1. Podemos sospechar la falta de algún nutriente.

Desde el punto de vista dermatológico podemos sospechar déficits de determinadas vitaminas u oligoelementos (biotina, B12, zinc, ácido fólico, hierro…) ante determinadas alteraciones de las uñas, del pelo y las mucosas. Hablamos de fragilidad, aumento de caída (efluvios), cambios en la calidad del cabello o palidez cutánea y de las mucosas, entre otras.

Esto constituye un motivo de consulta frecuente, pero no quiere decir que siempre que notemos alguno de estos cambios será porque tenemos algún déficit. Una dieta variada y equilibrada aporta las cantidades necesarias de estos nutrientes. Sin embargo, si tenemos problemas de malabsorción, o un aumento de las pérdidas (el caso de la menstruación), aunque la dieta sea correcta, podemos necesitar suplementos en determinados momentos.

     2. Podemos diagnosticar algunas intolerancias.

Existe una enfermedad llamada dermatitis herpetiforme, que se produce por una intolerancia al gluten y consiste en la aparición de “granitos” que pican considerablemente y suelen aparecer en codos, glúteos o rodillas. De confirmarse el diagnóstico se deberá suspender el gluten de la dieta, además de seguir los controles pertinentes por parte del especialista en aparato digestivo.

¡Esto puede ocurrir aunque el paciente nunca haya tenido síntomas digestivos!

     3. Puede empeorar enfermedades como el acné y la rosácea.

Las dietas ricas en azúcares, más concretamente en alimentos con alto índice glucémico (es decir, aquellos alimentos que aumentan el azúcar en sangre), también son perjudiciales para nuestra piel.

Cuando aumentan los niveles de azúcar en sangre, nuestro páncreas produce insulina (para bajar estos niveles) y otra molécula llamada IGF-1, la cual produce una proliferación en los queratinocitos y un aumento en la producción de andrógenos (hormonas masculinas). Esto se traduce, por un lado, en el taponamiento de los folículos, lo que favorece la aparición de espinillas y otras lesiones de acné y, por otro, en un aumento de la producción de sebo, lo cual también empeora el acné y altera la función barrera. Los lácteos, especialmente la leche desnatada, parece que también pueden aumentar la producción de IGF-1, empeorando algunos casos de acné.

Por otro lado, alimentos picantes o muy calientes, el café y el té, o el alcohol, pueden desencadenar episodios de flushing (enrojecimiento repentino) y empeoramiento de las lesiones en pacientes con rosácea.

     4. Afecta a la manera en que envejecemos.

Se ha visto que las personas con una dieta rica en grasas (especialmente en grasas saturadas – las grasas “malas”-) y azúcares, tienen más riesgo de obesidad, diabetes, hígado graso y envejecimiento cutáneo acelerado. Estas personas cicatrizan peor, debido a una alteración en la síntesis de colágeno y otras proteínas. Al aumentar la degradación del colágeno, que es la proteína que da “soporte” a nuestra piel, aparece la flacidez y se acentúan las arrugas.

    5. Dieta “dermosaludable”.

No existe una dieta especial para la piel. La dieta saludable lo es para todos los órganos de nuestro cuerpo, entre los que se incluye la piel. Los alimentos que no deben faltar en nuestro día a día son aquellos ricos en antioxidantes, como frutas y verduras, y debemos disminuir el consumo de alimentos que promuevan un ambiente “inflamatorio” en el organismo, como el alcohol, las carnes rojas, el azúcar y los alimentos procesados.

Los suplementos, que tan de moda están, son importantes cuando hay algún déficit establecido, y pueden ser útiles en algunos momentos en que, por el motivo que sea, estemos comiendo peor, pasando una época de más estrés o hayamos pasado alguna enfermedad grave, pero no deben ser sustitutos de una dieta sana y equilibrada.

 

En definitiva, la relación entre la alimentación y la piel es innegable. Una dieta equilibrada y saludable proporciona los nutrientes necesarios para mantener la piel radiante y en buen estado. Los déficits de vitaminas y minerales pueden afectar la salud de la piel, mientras que una alimentación rica en antioxidantes ayuda a combatir el envejecimiento prematuro. Además, ciertos alimentos pueden empeorar condiciones como el acné y la rosácea. Por lo tanto, cuidar nuestra alimentación es esencial para tener una piel saludable y radiante.

Recuerda que el cuidado de la piel comienza desde adentro, a través de una dieta equilibrada y rica en nutrientes.

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